Su creador fue Charles Darwin
El genio Charles Darwin inventó la primera silla con ruedas, o lo que es lo mismo, la primera silla de oficina. Durante los primeros años de la década del año 1840, Darwin cambió las patas de su butaca por las de una cama, hechas de hierro, para facilitar su movimiento cuando analizaba especies en su laboratorio, en su casa de Kent, en el Reino Unido. Creando así la primera silla de oficina.
Otro genio, Sigmund Freud, se fabricó (en Viena) “otra primera silla de oficina”, se la hizo a medida, para sentirse a gusto cuando escuchaba a sus clientes en la consulta.
Las sillas de oficina, se hacían a la medida de una empresa, ya fueran ergonómicos o estéticos. Frank Lloyd Wright creó en el año 1956 bastantes tipos de sillas de oficina, una que llamaríamos hoy sillones de dirección y otras para empleados, para las oficinas Price Tower, donde estaba situada la empresa química de Bartlesville (Oklahoma).
¿Qué diferencias había entre la primera silla de oficina y estas nuevas? Los asientos ejecutivos de Frank Lloyd, tenían un asiento más ancho, e incorporaban nuevos mecanismo, que actualmente conocemos, cómo el ajuste de la reclinación del respaldo.
La primera silla de oficina, eran casi todas con el asiento y el respaldo tapizado, y su estructura estaba hecha de madera. Esto cambió cuando terminó la I Guerra Mundial, ya que surgieron nuevos materiales cómo el acero inoxidable o el aluminio.
Desde el año 1970, no veremos ninguna silla de oficina que no tenga alguna forma de plástico. Tan sólo una década después de la I Guerra Mundial, los materiales utilizados se ampliaron con fibras de vidrio, resinas plásticas…
Desde hace unos 30 años, tras la globalización del ordenador, y la multiplicación de los puestos sentados junto a una mesa, la ergonomía y la sostenibilidad, son dos puntos donde más recursos se están invirtiendo. El futuro de las sillas de oficina pasa por poder reparar o cambiar las partes estropeadas o la posibilidad de reciclar al 100%.
Mucho ha cambiado desde la primera silla de oficina, y que seguro cambiará mucho más, orientando esas sillas al espacio doméstico, y es que los números indican que cada vez más personas trabajan desde sus casas. Sólo en IBM, un 40% de sus empleados, trabajan desde casa.